"La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces."
Asimistmo surge como un proyecto sin ánimo de lucro para aportar nuestro grano de arena a la sociedad panameña ante el evidente deterioro de las instituciones del Estado y su cúspide económica y de los valores de integridad y moralidad de los que son responsables una élite absolutamente podrida -moral y en algunos casos hasta físicamente- que filtra su perversión y decadencia a los estratos inferiores de la población, al tiempo que la parasita, impidiendo el sano desarrollo de la misma. Lo haremos mediante la divulgación de información exclusiva fieles a la verdad, la exposición de aquellos que subvierten los valores comunes, la pedagogía y una pincelada de humor.
Emilio Ayllón es un empresario del sector de la tecnología desde hace más de dos décadas. Castellano, se graduó en Ingeniería de Telecomunicaciones por la prestigiosa Universidad de Valladolid (la decana en lengua hispana del mundo, tras la aledaña Salamanca) y una de las más antiguas del globo.
Emigró a Reino Unido al concluir sus estudios a finales de los 90 y ejerció como ingeniero electrónico en Southampton (Hampshire) para el mayor conglomerado de medios de comunicación del mundo en el desarrollo de la incipiente tecnología de transmisión de datos digitales por radio frecuencia, codo con codo con algunos de los ingenieros más brillantes del sector que no solo desarrollaban el equipamiento pero contribuian a desarrollar los estándares técnicos que a día de hoy siguen rigiendo en la industria.
Tras un primer intento en su faceta empresarial trabajo para una de las mayores consultoras del mundo en proyectos digitales y radio frecuencia críticos para el gobierno del Reino Unido y otros.
Años más tarde, con los conocimientos y contactos adquiridos, desarrolló su primera empresa en el sector de internet y, a partir de ahí, incursionó en diferentes proyectos relacionados con la tecnología y las finanzas en diferentes paises del mundo hasta la fecha.
Emilio es un fiel defensor del libre mercado bajo el cumplimiento estricto de las reglas de juego establecidas y el respeto a los derechos individuales que, en el fondo, emanan en las sociedades occidentales de sus raices cristianas. Para ello aboga por instituciones sólidas del Estado que apliquen y hagan cumplir la Ley a todos por igual, incluyendo así al poder económico y político.